Capítulo 5



Cuando llegué allí, ella ya me estaba esperando. Con su tradicional gorro de lana cubriendo parte de su castaño y largo pelo. Ojos de un azul claro y una nariz algo más grande de lo normal, motivo que había servido de burla en incontables ocasiones casi desde el día en que nació.

Estaba sentada en un banco del parque, con la mirada fija en el cielo. Cuando me vio llegar, sonrió tiernamente y se levantó para saludarme. Aquella era Marley, mi mejor amiga. Se acercó a mí para abrazarme.

- ¡Menos mal! Ya empezaba a preguntarme si lo habías olvidado.
- ¿Estás de coña? ¿Qué puede haber mejor que pasar un día de tormenta con mi mejor amiga?
- No sé, tal vez... ¿pasar un día de tormenta con mi mejor amigo?

Sonreí, y ella también lo hizo. Nos sentamos de nuevo en el banco.

Marley y yo nos conocíamos desde siempre (de hecho, fuimos vecinos de cuna en el hospital donde nacimos). Nos habíamos criado juntos y empezamos a ser amigos antes incluso de que pudiéramos entender tal concepto. Estábamos tan unidos que la gente que nos conocía se extrañaba mucho al ver que no éramos pareja. Amigos que se conocen desde siempre, con exactamente los mismos intereses que el otro y una afinidad total entre ellos, siendo el uno para el otro la persona a la que mas quería en el mundo.

- No puedo creer que sólo falten dos semanas-dijo-.
- Y yo no puedo creer que me estés deprimiendo tanto.

Giró su mirada hacia mí.

- Sam, puede que para ti no sea nada. Pero para mí... En apenas dos semanas estaremos a cientos de kilómetros el uno del otro. ¿Qué haré cuando me sienta sola o perdida?
- Un whatsupp, una llamada, skype...
- Sabes que no será lo mismo.
- Marley, escúchame. Eres mi mejor amiga.
- Y tú mi mejor amigo.
- Y eso nunca cambiará, pero la vida sigue. Que nuestros caminos se separen un poco no quiere decir que lo que hay entre nosotros desaparezca.
- Lo sé, Sam. Pero aún así... Será muy difícil. En cuanto me imagino a mí sola, en un sitio tan desconocido para mí como sus habitantes, y sin ti...
- Eres una chica muy especial, Marley. Sólo tienes que dejar que la gente lo vea, y antes de que te des cuenta... Habrás hecho amigos.
- Es curioso oír eso de la única persona que realmente me ha comprendido.

Sonreí, y transcurridos unos segundos de silencio, nos abrazamos de nuevo. Sentía el calor de su cuerpo en un día tan frío como aquél.

- No quiero perderte, Sam.
- Nunca lo harás.

Continuamos así, abrazados, durante varios minutos. Después, abandonamos el parque en dirección a las afueras del pueblo para grabar unas cuantas tomas. Aunque tendríamos que hacerlo rápido, ya que no queríamos empezar con retraso nuestro pequeño maratón de Glee. Una selección de los mejores episodios antes de que ella tuviera que irse sobre las ocho para ayudar a una chica, al parecer nueva en el pueblo,a entenderse con todos los entresijos de lo que es trabajar en un bar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario